60//600

Han sido semanas especialmente intensas en Tolosa. Y lo han sido para mí, al menos, en un doble sentido. Por un lado, de fuerte malestar; porque estos días han sido la constatación de que nuestro pueblo ha estado durante cuatro años en manos de gente que no piensa en él; ni en su bienestar, ni en sus jóvenes, ni en su vivienda, ni en su economía. En gente que únicamente busca enredar y provocar, para ocultar, detrás del ruido, su incapacidad de gestión y su indiferencia hacia el bien de Tolosa y los y las tolosarras.
Por otro lado, sin embargo, ha sido una semana de intensa satisfacción. Por la constatación, así mismo, una vez más, del gran equipo de gobierno con el que cuento como alcalde; de su implicación, capacidad de trabajo y profesionalidad; de su apoyo incondicional; de su, como se suele decir, entrega a la causa.
El plan Voith-Gorostidi, cuya legalidad ha sido puesta en entredicho esta semana, no sólo es la operación de mayor envegadura de todo el Estado en lo que se refiere a vivienda protegida y apoyo a empresas para iniciar una nueva etapa en mejores condiciones. Voith-Gorostidi es un proyecto que cumple escrupulosamente la legalidad y es motivo de gran orgullo por parte de sus impulsores. Lo es para mí, como alcalde y como tolosarra. Un proyecto que la izquierda abertzale no fue capaz de sacar adelante durante su etapa en el gobierno. Como tampoco lo fueron de sacar al mercado más de 60 viviendas protegidas (frente a las 600 que ya llevamos el actual equipo); ni de velar por el futuro, la economía y el empleo de Tolosa.
Especular con la legalidad de un proyecto que abarca las ilusiones de un gran número de tolosarras no sólo es irresponsable (más aún viniendo de quien pretende optar a gobernar), sino que pone en evidencia la despreocupación y falta de respeto e interés hacia nuestro futuro como pueblo.